Salaverría nació en Vinaroz, Provincia de Castellón, en 1873, donde su padre trabajaba como farero. Cuando contaba cuatro años de edad se trasladó a San Sebastián (País Vasco), ciudad de la que era oriunda su familia.
A los quince años empezó a escribir y aunque intentó varias veces dedicarse exclusivamente a la escritura, no lo logró, y tuvo que trabajar como delineante y empleado de la Diputación de Guipúzcoa. Expresó sus frustraciones por no poder dedicarse profesionalmente a la escritura en un largo epistolario dirigido hacia don Miguel de Unamuno entre 1904 y 1908.
Fue a Puerto Rico en 1895, pero hizo aún más viajes tanto por la Península como por el extranjero. Sus primeros artículos los publicó en Euskal Erria y en otras revistas del País Vasco. Publicista infatigable, colaboró en ABC, La Vanguardia y Diario Vasco entre otros diarios, en especial La Voz de Guipúzcoa de San Sebastián. Fueron sus temas preferidos la política desde un punto de vista liberal, pero también escribió crónicas de guerra (México, Europa, Marruecos) y ejerció la crítica literaria y la crónica viajera. Parte de su famoso libro, inscribible en la órbita del Regeneracionismo, Vieja España (Impresión de Castilla) (1907), apareció en Los Lunes de El Imparcial (octubre-noviembre de 1906). Emigró a la Argentina en 1911 y allí consigue entrar como redactor en La Nación de Buenos Aires en 1912, con lo que logró su sueño de dedicarse sólo a escribir. Estuvo allí hasta 1913. El pensamiento de Friedrich Nietzsche le influyó poderosamente.